Las enfermedades infecciosas suelen ser, por lo general, de las que más preocupación generan en las personas, ya que su procedencia resulta ser desconocida en la mayoría de los casos, teniendo a un insecto o diminuto animal como transmisor en un alto porcentaje de los diagnósticos, ocasionando cambios nocivos en nuestro sistema y afectando, claramente, nuestro desenvolvimiento cotidiano.
La reciente proliferación de insectos, zancudos y otros animales que atacan por picadura o mordedura, tienen en alarma a las comunidad es que observan como un simple contacto con estos, puede ser negativo para su salud, y en particular, para los niños y adolescentes, quienes al estar pleno proceso de desarrollo pueden verse más afectados por estas afecciones.
A ello en gran parte, también se debe el aumento de enfermedades bacterianas y virales, las cuales amenazan cada cierto tiempo a un gran número de personas, disminuyendo sus defensas y dejándolos propensos a enfermedades de mayor peligro para su salud.
La enfermedad de Lyme, fue nombrada de esta manera debido a que su descubrimiento se suscitó en el poblado de Lyme, Estados Unidos en 1975, por lo cual, representa un descubrimiento relativamente reciente para la ciencia, y si bien, el tratamiento para esta ha probado ser efectivo, las distintas fases y procesos que se experimentan al contagiarse no resultan ser una experiencia para nada grata.
Esta afección es una zoonosis ya que se transmite de manera natural al ser humano a través de la mordedura de un tipo de garrapatas, conocida como garrapata de venado y causada por la bacteria Borrelia burgdorferi, siendo considerada endémica en varios estados del país norteamericano incluyendo el sudoeste del mismo, y expandiéndose hacia algunos países de Europa.
Las garrapatas transmisoras de esta patología, tienen particulares características para su reconocimiento contando con 4 pares de patas, en caso de las hembras, estas se diferencian del macho al ser de color negro y rojo, mientras que en el masculino solo sobresale el negro, por su parte, las jóvenes presentan un color marrón claro.
Es precisamente en su época inmadura cuando adquieren la bacteria que produce tal enfermedad al alimentarse de pequeños roedores como ratones, los cuales se encuentran infectados por la Borrelia burgdorferi.
Del mismo modo, su diminuto tamaño las puede hacer indetectables, por lo cual su presencia puede pasar desapercibida sino se buscan con detenimiento y de manera minuciosa.
Un error común que suele suceder es confundir este tipo de ácaros con los que se presentan en los perros, de tal manera, se debe aclarar que las garrapatas que se adhieren a los canes no son portadores de la enfermedad de Lyme.
Una vez se es contagiado con la mordedura de una de estos ácaros, la enfermedad puede presentarse en cuatro estados o fases, los cuales no siempre se llegan a observar en su totalidad y no existe suficiente información que suponga que la primera infección alcance las demás fases.
Sintomatología y evolución de la infección
Más de la mitad de estos casos, en su primer estado desarrollan el signo más particular de todos, la cual es una erupción macular que se aprecia posterior a la mordedura de una a dos semanas, en partes que cubren las extremidades inferiores o el tronco, en casos minoritarios se presentan múltiples de éstas esparcidas por la zonas antes mencionadas.
Y la sintomatología que viene a la par de esto, es lo más parecido a una resfriado o infección viral; malestar general, fatiga muscular, fiebre y debilitamiento físico y mental.
En esta nueva fase, la cual se presenta, entre semanas y meses posteriores a la infección pueden aparecer problemas relacionados con el corazón, sistema nervioso, la piel y el sistema muscular.
En cuanto al sistema cardiovascular, pueden presentarse en una minoría de los pacientes, problemas como la inflamación del corazón que se traducen en dolor torácico, cansancio y palpitaciones aceleradas.
En el resto de los casos, el salpullido se puede extender por varios meses, así como presentar un dolor intramuscular. Mientras que lo relacionado al sistema muscular, se ve reflejado en parálisis facial, movimientos desganados, visión borrosa, alucinaciones y hasta deterioro del lenguaje.
En las siguientes fases que pueden aparecer a los meses o incluso años de la etapa inicial, se pueden presentar trastornos neurológicos y esqueléticos como artritis viéndose afectadas las rodillas y caderas. Y del mismo modo, la pérdida del sueño y la memoria, y contusiones.
Los especialistas más aptos para tratar los casos de esta enfermedad se encuentran en la clínica Biosalud Day Hospital, con consultorios ubicados en Madrid y Zaragoza, y con una trayectoria marcada en este tipo de infecciones de origen bacteriano.
Con un personal altamente capacitado, y con instalaciones acordes para la atención de estos casos, brindando un diagnóstico correcto y rápido, con tratamientos especializados en estas patologías, y con equipos modernos y a la vanguardia del sector salud.