El 12 de junio, las autoridades de Cabo Verde arrestaron a Alex Saab, un empresario colombiano que ha estado implicado en varios esquemas de corrupción que involucran al régimen de Maduro. Los fiscales estadounidenses acusaron a Saab en 2019 después de que supuestamente ayudara a Nicolás Maduro y a otros funcionarios venezolanos de alto nivel a blanquear cientos de millones de dólares procedentes de la corrupción.
La fiscalía estadounidense, ha solicitado la extradición de Saab para que pueda responder ante sus crímenes. Sin embargo, esta medida aun no se ha podido llevar a cabo debido a que el régimen está haciendo todo lo posible por conseguir su liberación.
Si Saab es extraditado a Estados Unidos, la extradición será un proceso lento y delicado. El caso de Saab demostraría los niveles de corrupción que existen en el país caribeño en momentos en el que se encuentra sumido en una grave crisis económica. Este caso también podría mostrar las limitaciones de las acusaciones en un contexto de política exterior.
Venezuela como Estado mafioso
Venezuela es un Estado mafioso. Tanto la corrupción como el crimen organizado están muy extendidos en el gobierno y tienen un gran impacto en la dinámica política interna. El país caribeño, ocupa el puesto 173 de 180 distintos países en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional. Dos de los confidentes más cercanos de Maduro -Tarreck El Aissami y Diosdado Cabello- han sido implicados en una operación masiva de tráfico de drogas conocida como el Cartel de los Soles. En este cártel están implicados al menos 123 altos funcionarios del régimen que han ocupado diversos cargos en el poder ejecutivo, las fuerzas armadas, los gobiernos municipales, el poder judicial y el poder legislativo
Además del narcotráfico, a Saab se le acusa de estar inmerso en distintos casos de corrupción relacionado con concesiones en distintos programas sociales en Venezuela. Saab, por ejemplo, tuvo un papel decisivo en la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), un programa de distribución de alimentos subvencionados impulsado políticamente en Venezuela. A través de una serie de empresas ficticias, Saab y otros compraron alimentos de baja calidad a granel en países como México, Colombia y Turquía y los vendieron al gobierno venezolano a precios inflados.
Saab replicó este esquema en otras industrias, incluyendo el petróleo y el oro. En 2015, Trading Energy and Coal (Trenaco), una empresa fantasma vinculada a Saab, se adjudicó un contrato de 4.500 millones de dólares con la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA). Saab también ayudó al régimen a exportar oro de dudosa procedencia a Turquía, Irán y otros países. Todas estas actividades catapultaron a Saab hasta las más altas esferas dentro del régimen de Caracas.
Estos esquemas son la punta del iceberg. Entre 2004 y 2014, se estima que desaparecieron 11.000 millones de dólares en fondos de PDVSA, según una investigación realizada en 2016 por la Asamblea Nacional de Venezuela. En el Distrito Sur de Florida, antiguos funcionarios del régimen se declararon culpables de convertir un préstamo de 40 millones de dólares a PDVSA en una ganancia inesperada de 600 millones de dólares a través de un sistema de cambio de divisas al que sólo podían acceder personas del régimen. Se pueden encontrar operaciones corruptas similares en otros sectores, como la construcción y el transporte. Sin embargo, estos esquemas no tienen en cuenta las ganancias del narcotráfico o las sumas que salen de las regiones de Amazonas y Orinoco, donde el régimen facilita a los grupos criminales el saqueo de los depósitos minerales del país.
El impacto de la detención de Saab
A corto plazo, el arresto de Saab probablemente provocará problemas de liquidez para el régimen. Después de todo, Saab ha desempeñado durante mucho tiempo un papel vital en el establecimiento y mantenimiento de las redes financieras ilícitas que facilitan la corrupción, y se dice que Maduro le confió su riqueza personal.
Si Saab quedara bajo custodia de Estados Unidos, las autoridades estadounidenses tendrían la oportunidad de recibir información detallada sobre las actividades ilícitas que sostienen al régimen. Esto podría ayudar a la justicia estadounidense y al mundo a comprender mejor las redes criminales del régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo, esta detención no es una bala de plata. Sin un tratado bilateral de extradición entre Cabo Verde y Estados Unidos, la detención de Saab requerirá una cuidadosa diplomacia.